EL COMPORTAMIENTO DE LOS FELIDOS
- ¿Todos ronronean?
No solo los gatos
domésticos ronronean, también lo hacen algunos de los grandes félidos. El ronroneo este asociado al placer y la relajación, pero algunas
veces ocurre en momentos de dolor y enfermedad.
- ¿Por qué les gustan las cajas?
Todos los félidos sienten
una particular
devoción por las cajas. Sean estas grandes o pequeñas, son irresistibles como
lugar de descanso y juego. Si se presenta la oportunidad, hasta los grandes
félidos juegan con ellas, al igual que lo haría un gato hogareño. La razón de
esto es que las cajas les permiten esconderse y acechar, dos comportamientos
propios de la cacería. También la forma cerrada de la caja les da seguridad.
- De maullar a rugir: un mundo de sonidos
Los félidos se expresan sonoramente de distintas maneras. Los gatos
domésticos maúllan, los
félidos mayores rugen. Así se
comunican entre ellos, expresan emociones y delimitan
territorio. Existen también otra variedad de sonidos: bufidos,
resoplidos, jadeos, chasquidos, agudos o graves según la ocasión y lo que se
desea transmitir.
- ¡Oh!, cachorros!
Todos los cachorros félidos son adorables. Cada camada puede variar en cantidad entre especies y dentro de una
misma especie. Una gata puede
parir hasta nueve gatitos y una leona hasta
cuatro cachorros. También
varían los tiempos de gestación según la
especie. Todos se alimentan inicialmente de leche materna y luego de carne.
Durante los primeros meses aprenden las conductas propias de su especie y lo
hacen principalmente mediante el juego. A esto se lo llama “socializar” y es
fundamental para poder sobrevivir en la vida adulta, ya que, durante esta
etapa, principalmente su madre les enseña sobre los peligros del entorno, la
comunicación entre miembros de su especie y la cacería.
- Los félidos en la literatura
Escritores de todo el mundo y de todos los tiempos han sido cautivados por
los félidos, seducidos por su comportamiento y su elegancia. Muchas
páginas se han impreso a su favor. Son inspiración por su fuerza y su
coraje, su gracia y su belleza. Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, dos grandes
escritores argentinos, han tenido varios gatos domésticos que fueron sus compañeros
inseparables, tanto en sus casas como en sus vidas; y disfrutaban de posar
junto a ellos, cautivados por su personalidad fascinante e hipnóticos
movimientos. En la novela “Alicia en el país de las maravillas”, publicada en
1865, Lewis Carroll creo al Gato de Cheshire, un personaje enigmático con el
don de desaparecer gradualmente, hasta no dejar mas que la sonrisa, sin dientes
y sin boca. Lord Byron poseía un gato llamado Beppo, del cual tomo su nombre el
gato de Borges.
Mark Twain escribió: “Si el hombre pudiera ser cruzado con un gato,
mejoraría el hombre, pero deterioraría el gato.”
Verónica La
Battaglia
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